Los ojos de los niños son inmaduros y están en crecimiento hasta los 7 o los 8 años. El control de las alteraciones visuales durante este período puede ser determinante para evitar un bajo rendimiento escolar.
El 80% de todo lo que aprende un niño se realiza a través de los ojos en los primeros 12 años de vida, por eso es recomendable revisar la vista al menos una vez al año y evitar problemas de estudio y atención al aula. La escuela es el lugar más apropiado para detectar problemas oculares en la infancia.
Son muchos los signos que pueden generar sospechas a los maestros: acercarse mucho al cuaderno a la hora de escribir o leer, errores al copiar palabras de la pizarra, saltarse palabras o líneas al leer o seguir la lectura con el dedo, entrecerrar los ojos para leer lo que está escrito en la pizarra, etc.
Por otra parte, los padres, en casa también deben estar atentos al comportamiento de los hijos para detectar cualquier indicio como tener los ojos llorosos, dolor de cabeza, frotarse mucho los ojos, excesiva sensibilidad a la luz, acercarse mucho a la TV, etc. Por ello, es recomendable que para ayudar a mejorar el proceso de aprendizaje enseñarles las necesidades básicas de higiene ocular, avisar si notan cualquier dificultad, protegerse del sol, a no pasar muchas horas delante pantallas digitales y a trabajar en entornos bien iluminados.